Desde nuestra creación en 1894 las personas han sido siempre las grandes protagonistas de nuestra historia. Hoy inauguramos la sección «Conoce nuestra historia», en la que iremos desgranando la trayectoria centenaria de la Asociación Gregorio Ybarra, de la mano de algunos de sus protagonistas. En esta ocasión nos acompaña Lourdes Laiseka, antigua profesora del Colegio de sordos Gregorio Ybarra y actualmente miembro de la Junta Directiva y responsable de la comisión educativa.

Lourdes Laiseka es maestra en audición y lenguaje, logopeda, profesora especialista en pedagogía terapéutica y especialista en atención temprana. Inició su vida profesional como profesora de niños y niñas sordos en el Colegio Gregorio Ybarra en el año 1978. En 1982 se trasladó al Colegio La Purísima para niños sordos en Zaragoza donde ha desarrollada gran parte de su trayectoria profesional al servicio de los niños sordos.

¿Qué fue lo mejor de tu paso por Gregorio Ybarra?

Fue un momento maravilloso en mi vida que nunca olvidaré. He de decir que este fue mi primer trabajo, con todo lo que eso conlleva de ilusión, de reto, de aprendizaje, de los inicios de toda una vida profesional por delante.  Esos primeros alumnos y digo alumnos porque todos ellos eran chicos, fueron mis mejores maestros, ellos me enseñaron a cambiar mi mirada hacia el mundo de la docencia, mi concepto de lo que supone ser MAESTRA con mayúsculas y a buscar nuevos caminos en el proceso de enseñanza-aprendizaje. 

Así mismo, tuve la gran suerte de contar con la tutela y acompañamiento del Director del colegio en aquellos momentos Alejandro Larena. Desde el primer momento y durante ese primer curso, él me guio  para comprender las necesidades de mis alumnos, a generar estrategias de enseñanza y materiales que me ayudaran a transmitir  conocimientos y valores. Fue un camino difícil pero muy gratificante. 

También estaré siempre agradecida a mis compañeros y compañeras de trabajo, así como a las HH. Hijas de la Caridad, entre todos y todas hicieron que aquellos primeros años fueran decisivos en mi formación como docente.

¿Qué significa para ti ser “Maestra”?

Ser MAESTRA ha supuesto una parte importante de mi vida, ha marcado mi crecimiento profesional y personal y me ha obligado a asumir responsabilidades y retos que no hubiese pensado cuando comencé. Desde que yo recuerdo, siempre quise ser maestra , de niña ponía a mis muñecos en fila y les contaba historias y cuentos. 

Me siento orgullosa de haber podido  contribuir  en el desarrollo personal de tantos y tantos alumnos y alumnas que han pasado por mis aulas. A lo largo de todos estos años, desde mis comienzos en 1978, he procurado  que cada uno de mis alumnos y alumnas haya sido único. En el campo de la docencia no existen recetas , ni fórmulas mágicas, solamente existe el trabajo y la formación continua. Como docente  he sentido la obligación de formarme de forma continua para dar respuesta a las necesidades educativas y personales de mis alumnos y alumnas y de sus familias. Nunca se termina el camino del aprendizaje. 

El lema de la congregación religiosa donde yo estudié cuando era niña dice así: «Saber más para servir mejor». Es un lema que hago mío y considero que es un buen consejo para todos aquellos que deseen ser MAESTROS con mayúsculas.  

¿Qué recuerdas con más cariño de tu paso por el antiguo colegio de sordos «Gregorio Ybarra»?

Recuerdo con gran cariño  aquellos primeros momentos de recreo después de comer en el patio de «las niñas», los que conocieron el colegio en aquellos años me comprenderán. Ellas me acercaron día a día a la Lengua de signos, con ellas comenzó ese proceso de aprendizaje que a día de hoy todavía no ha finalizado. Fue un reto maravilloso, siempre les estaré agradecida por su paciencia y  su cariño. 

¿A qué te dedicas actualmente?

Actualmente estoy jubilada, después de cuarenta y cinco años de trabajo en la docencia estoy disfrutando de momentos para dedicarlos  a mi familia: mi marido, mis hijas y mis cinco maravillosas nietas, así como a mis aficiones. 

Además estoy encantada de colaborar en diferentes proyectos, siempre relacionados con el mundo de la sordera a través de la ONG Ecosol-sord , el Colegio La Purísima para niños sordos de Zaragoza y de la Asociación Gregorio Ybarra. Es un honor y un placer poder poner a disposición de estas entidades  mis conocimientos y mi experiencia.