La primera residencia y el origen del «Colegio de Sordomudos y Ciegos de Deusto»

La Asociación Gregorio Ybarra continúa su labor de rescate y difusión de su valioso legado histórico. En esta ocasión, gracias a la rigurosa investigación de Miren Josune Alutiz, tataranieta de Julián Larrondo y Zárate, recuperamos una historia entrañable sobre la primera sede del Colegio de Sordo-mudos y Ciegos de Deusto, inaugurado el 1 de septiembre de 1891.

Fue el propio Larrondo quien, en octubre de 1891, arrendó su finca del barrio Madariaga al naciente Colegio por una renta anual de 3.500 pesetas. Con su autorización, se reformaron dos caseríos —Casa Basabe y su accesorio— para acoger a los primeros 18 alumnos, niños y niñas sordomudos o ciegos de entre 7 y 16 años, naturales o residentes en las Vascongadas.

¿Qué aspecto tenía aquella primera residencia? La finca contaba con más de 18.000 m², luz eléctrica, agua potable, una gran huerta, árboles frutales y tejavanas. Gracias a los documentos familiares hallados por Miren y a las imágenes de la vega de Deusto —donde más tarde se levantaría el nuevo edificio diseñado por los hermanos Basterra— podemos describirla con claridad.

Foto 1: Barrio de Basabe y Madariaga, año 1880. Nº 062 del Archivo Histórico de Vizcaya

Foto 2: Al fondo a la izquierda en la llanura del monte Banderas, señalados con el número 1 y 2 los dos caseríos mencionados: Basabe Orue (1) Basabe Osteikoa (2)

Dos caseríos de campo de moderna construcción, dentro de un mismo terreno titulados como Casa Basabe y Casa pequeña o Accesoria de Basabe (Casa Basabe, Finca nº 116 y Casa Accesoria de Basabe nº 117) están emplazados en el término de los Mimbres del barrio Madariaga, a unos cien pasos del tranvía de Las Arenas, con 18.350 m2 de superficie, luz eléctrica, agua potable, jardín, inmensa huerta, árboles frutales y tres tejavanas. El edificio y lavadero destinado al Colegio de Sordomudos y Ciegos al que aludo fue segregado de la Casa Basabe, que linda con su terreno por todos los lados, dicho establecimiento benéfico mide en su planta solar 140,45 m2, un lavadero de 37,83 m2, su construcción se compone de muros de mampostería  hasta la altura del primer piso y de este hasta el tejado es ladrillo de asta entera, siendo las divisiones interiores de tabique sencillo, los techos de los pisos altos y escalera se hallan revestidos de yeso, los pisos entablados con puertas y ventanas ensambladas completas de marcos, ferretería, pintura y cristalería tanto en interior como en exterior. El armazón troncal de roble, la solibería y el cabriaje del pino del Báltico, el tejado a cuatro aguas se halla cubierto de lata y teja plana. Se distribuye a través de planta baja, piso principal y desván apto para residir. La planta baja habilitada con una capilla y sacristía incorporada a ella, antesala, sala de espera y un local para escritorio. El piso principal destinado a habitaciones con cuatro dormitorios, sala, gabinete, comedor con su mirador, cocina y lugar excusado. Un segundo piso de desván habitable con tres departamentos de muy buenas dimensiones para la colocación de camas para los alumnos.

Foto 3: Basabe-Orue situado entre el Colegio de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, La Salle y el Camino de Etxezuri. Fue derribado entre finales de los años 70 y principio de los 80. Obtenida de Luzuriaga, Txema-Ortega, Hektor. Deustu Kendu Ziguten Herria, pagina 68.  (2024) BLB Komunokazioa Deusto (Bilbao). Imagen propiedad de Ignacio Villota.

Muy cerca del lugar se levantó el conjunto de casas Basabe. La residencia del fondo es Villa Mª Luisa edificada en 1894 para la familia Zubiria. 

El colegio fue fundado por el religioso Lino Martínez Seco, y la enseñanza de las niñas quedó a cargo de Las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl. El centro acogía a internos, mediopensionistas y externos. Los niños sin recursos accedían gratuitamente. Su objetivo era ambicioso y humano: educar, instruir y formar en un arte, oficio o profesión.

 

Foto 4: anuncio del colegio en prensa. Obtenido del Noticiero Bilbaíno 31/10/1891 pág. 4

A pesar de las dificultades económicas, los primeros resultados fueron tan positivos que, en poco tiempo, la casa se quedó pequeña. En 1894 se colocó la primera piedra de un nuevo edificio, más amplio y adaptado a las crecientes necesidades del centro. Los alumnos se trasladaron a esta nueva sede en junio de 1895, según consta en El Aralar nº 389 1/06/1895, aunque las obras, dirigidas primero por Luis Basterra y finalizadas por José Mª Basterra y Ricardo Bastida, no concluyeron hasta el 2 de junio de 1909.

Desde la Asociación Gregorio Ybarra, queremos expresar nuestro más sincero agradecimiento a Miren Josune Alutiz por su dedicación y generosidad al compartir esta historia, a Susana Chavarri, directora ejecutiva de la Asociación Gregorio Ybarra y autora del libro sobre la Historia del Colegio de sordos Gregorio Ybarra, por su atención y orientación con sus conocimientos y experiencia, a Hektor Ortega, que ha permitido utilizar sus fotografías señalando exactamente ambos caseríos, así como la profesionalidad del equipo de Archivos y Bibliotecas de Vizcaya por su inestimable colaboración.

Además, invitamos a profundizar en esta y otras historias en el libro editado por la Asociación con motivo de su 130 aniversario.

       

Foto 5: Libro editado por la Asociación, 2025

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